Hoy es un jueves agridulce. Hace casi cuatro años, la
agencia en la que trabajaba cerró y
volví a Gurenet, empresa en la que estuve haciendo prácticas recién licenciada. Apostaron por mí, se esforzaron por hacerme un hueco y volví para quedarme, al menos una bonita y fructífera temporada.
Gurenet me ha dado mucho, antes y en los últimos años.
Aprendí a valorar la importancia de los compañeros de trabajo, la motivación
con lo que haces y el valioso trato directo y cercano con el cliente (no es un trabajo para tal cliente, es un trabajo con Fernando García).
Han sido años maravillosos, de buen rollo y en los que he aprendido muchísimo. Años en los que me ha tocado defender el "trabajar para vivir" y no "vivir para trabajar".
Han sido años maravillosos, de buen rollo y en los que he aprendido muchísimo. Años en los que me ha tocado defender el "trabajar para vivir" y no "vivir para trabajar".
Me siento orgullosa de la decisión que tomé cuando me
propusieron un trabajo "mejor" (entendiendo "mejor" por trabajar en una empresa más grande y con condiciones salariales mejores) y aposté por quedarme en Gurenet, tal y como ellos
apostaron por acogerme a mi. Y ahora me siento entre melancólica y decidida cuando me despido de mis compis para seguir aprendiendo y creciendo como profesional en otro lugar.
Así que quería aprovechar el post de los jueves para agradecerles la
oportunidad, todo lo aprendido, la experiencia y los buenos amigos que se que
me llevo para toda la vida. Que me gusta todo lo que he ido descubriendo a lo largo de mi trayectoria profesional (¡y lo que me queda!), que me gusta trabajar con pasión, pero también me gusta poder vivir apasionadamente y disfrutar de los míos. Que nunca hay que perder de vista que debe gustarte lo que haces, cómo lo haces y para con quién lo haces.
Gracias Gurenet.
Hasta pronto, amigos.
Gracias Gurenet.
Hasta pronto, amigos.
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